El <<masculinocentrismo>> responde probablemente a otras razones además de la <<falocracia>> de la casta sacerdotal. Los hebreos están prevenidos, desde hace mucho tiempo, en nombre de Yahveh, contra la más antigua religión del mundo, la de la <<diosa-madre>> del antiguo Oriente Medio, madre del cielo, fecundadora de la tierra, patrona de las ciudades y de los pueblos. De la fértil Turquía a Grecia, una misma figura tranquilizadora y protectora representa el mismo mito bajo nombres diversos: Innana, Anat, Ishtar para los babilonios, Astarté para los griegos. En todas las partes, estas diosas encarnarán la fertilidad, la maternidad, la seguridad de numerosos hijos sanos y vigorosos. Tienen , sin embargo, una particularidad remarcable: a pesar de los numerosos amantes, siempre son consideradas vírgenes. A veces, representada en una imagen encinta o portadora de un vientre prometedor, Istahar, la virgen, es un refugio contra la dureza de un mundo en el cual la esperanza de vida era inferior a veinticinco años.
Les seguiré hablando sobre este tema en futuras entradas, si Dios quiere...
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